Sobre el miedo y las historias increíbles

Por: Ferenz Feher, CEO Feher Consulting

Feher Consulting, Septiembre 2021

Los seres humanos en nuestra incomprensión o miedo por no entender lo que ocurre, tomamos decisiones que en su mayoría pueden ser equivocadas, si nos guiamos por lo que “creemos” y no por lo que analizamos.

A veces la persona que nadie imagina capaz de nada, es la que hace cosas que nadie imagina.

Alan Turing (matemático británico).

En 1923, vivía en Acámbaro, Guanajuato, Waldemar Julsrud; un comerciante alemán, que se había interesado mucho por la cultura y tradición de las civilizaciones antiguas de México. Especialmente en el municipio de Chupícuaro. En 1944, paseando en su caballo por la Colina del Toro, encontró una figurilla de cerámica semienterrada. Cuando logró sacarla, se encontró con una especie de reptil alado, que nunca antes había visto en los alfareros de la comunidad. ¿Qué se necesita para que las historias increíbles se vuelvan realidad? Aquí te lo contamos.

Ante este descubrimiento, encargó a Odilón Tinajero, uno de los peones que cuidaba sus tierras, que le ayudara a buscar y desenterrar con cuidado todas las figurillas que encontrara en el lugar. A cambio, el alemán le daría $1 peso por cada estatuilla. Odilón, ni tardo ni perezoso, comenzó a escarbar y sacó varias figuras entre la tierra. Al día siguiente, llevaba más y unas semanas después, ya tenía carretillas llenas de figuras. Se dice que, a lo largo de los años, Odilón llevó al alemán más de 30 mil.

“Generalmente eran lotes de 20 a 40 piezas, ninguna era igual, destacaban por sus formas caprichosas mezcla de dinosaurios, alebrijes y quimeras. Seres de seis brazos, serpientes con patas y cuernos, cocodrilos gigantes y animales parecidos a camellos, llamas, monos, osos hormigueros, armadillos y caballos. Las más pequeñas apenas miden centímetros y las más grandes más de un metro. También se hallaron instrumentos musicales y algunos cuchillos.” (UnoTv.com).

Waldemar afirmaba en sus teorías, que los restos de esta civilización antigua eran originarios de la Atlántida e incluso, que habían convivido con dinosaurios.  Arqueólogos expertos de diferentes lugares del mundo, tacharon de ingenuo al alemán, y le dieron el mérito de todas esas obras escultóricas a Odilón Tinajero. Años después y con la tecnología del Carbono 14, otro científico puso a prueba las famosas criaturas, y encontraron que, sorprendentemente, databan del año 1110 a. C. y otras, del 4530 a.C. Si los dinosaurios se extinguieron hace 65 millones de años y, en teoría, no existieron en la misma época. ¿Cómo sabían de su existencia?

Se suponía y se creía que todo era falso, pero siguen vigentes las dudas y mientras no se descarte –o compruebe– la teoría, estas figuras seguirán alterando el ritmo de la historia.

El 20 de julio de 1969, junto con la llegada del hombre a la Luna, nació quizás una de las teorías conspirativas y que mucha gente alrededor del mundo sigue creyendo: Neil Armstrong nunca llegó a la Luna y todo el capítulo de los alunizajes de la nave Apollo fueron un fotomontaje digno de las películas de Hollywood. De la misma manera que la muerte de grandes ídolos de la música han sido prefabricadas –Elvis Presley, Michael Jackson, Pedro Infante, Juan Gabriel…– representan un capítulo en donde la realidad no quiere o no puede superar al imaginario colectivo.

Los seres humanos en nuestra incomprensión o miedo por no entender lo que ocurre, tomamos decisiones que en su mayoría pueden ser equivocadas, si nos guiamos por lo que “creemos” y no por lo que analizamos. Ha ocurrido desde el inicio de la civilización. Platón en su diálogo “Fedro” afirmaba que Thamus, el “soberano de todo Egipto”, le dio su opinión sobre la escritura: “Es obvio lo que producirán [las letras] en las almas de quienes las aprendan, al descuidar la memoria, ya que, fiándose de lo escrito, llegarán al recuerdo desde fuera, a través de caracteres ajenos, no desde dentro, desde ellos mismos y por sí mismos”.

En la Edad Media, campesinos de Inglaterra destruyeron las imprentas, por el miedo que representaba el que la gente leyera y conociera. Unos siglos más tarde, en Inglaterra también los pobladores quemaban algunas torres que proveían señal de la red 5G, ya que afirmaban que esta nos “controlaría”.

El miedo se mantiene presente en todos los momentos históricos. La pandemia volvió a sacar nuestro lado primitivo, cuando se acabó el papel higiénico en los supermercados. El desconocimiento total es la madre del miedo y eso sólo se puede evitar analizando evidencias, estudiando y leyendo sobre el tema. Ésa es precisamente la función del miedo: paralizarnos ante situaciones inexplicables y como emprendedores y empresarios debemos evitarlas a toda costa.

Evita el miedo a emprender con estos cinco sencillos pasos; que quizás no te quiten el miedo, pero te ayudarán a comprender más sobre el tema, lo que te ayudará a tomar decisiones correctas:

  1. Planifica lo que necesitarás, contestando: qué, cómo, cuándo, con qué y para qué.
  2. Investiga todo lo que tenga que ver con tu negocio. Seguro a estas alturas de la vida, hasta para dedicarte al turismo espacial ya hay información actualizada.
  3. Visualiza tus metas, tus logros y tu futuro. Te ayudará a enfocarte y a encontrar soluciones concretas.
  4. Capacítate siempre; recuerda que la actualización de las materias, de los temas y de los descubrimientos está a la orden del día.
  5. Sé resiliente. No hay nada mejor que levantarte ante cualquier caída. Recuerda que no todo está perdido si aprendes de tus derrotas.

Por último, para dejar a un lado el miedo, es necesario creer en el trabajo, el esfuerzo y la unión de los equipos. Sólo teniendo la mente tranquila, enfocada en la meta, con el talento que necesitamos lograremos dejar a un lado las teorías conspirativas y, sobre todo, el miedo al futuro: el nuestro como emprendedores y empresarios.