- ¿Vienes a trabajar?
- No, estoy en mi día de home office.
- ¿Les suena familiar?
Una de las principales características del auge en los dispositivos electrónicos y de la tecnología en sí, es la capacidad de solucionar nuestras vidas, facilitando todo lo que antes nos costaba más tiempo, dinero y/o esfuerzo para conseguir.
Al hacer “inteligentes” a nuestros teléfonos e incluir a las redes sociales en nuestra vida diaria, la inmediatez se apoderó del mundo. Todo es más rápido, todo se sabe antes en Facebook, que en la cadena de noticias, desde ahí conocemos los últimos acontecimientos importantes, lo viral, lo que está de “moda” y, en sí, la información de primera o segunda fuente.
El home office es simplemente una consecuencia de dicha inmediatez. Trabajar en un lugar diferente a tu pupitre/escritorio/oficina/consultorio/sala de juntas o como sea que se llama el lugar donde trabajas, era hasta este año una de las tendencias en las grandes empresas, los corporativos de diferentes tamaños y las PYMES que buscaban destacar y aventurarse para obtener resultados distintos, probaron trabajar desde casa, en pijama, con la música de su elección a todo volumen (si así les funcionaba a sus colaboradores), el silencio en su cabeza, el orden sin distracciones… ¡Puras buenas ideas! Si los estudios sobre el funcionamiento de 600 empresas líderes en el mundo nos dijeron en 2011, que el 55% de sus pupitres/escritorios/oficinas/consultorios, etc. Se encontraron vacíos en la mayoría del tiempo…¿por qué mantener los gastos fijos como luz, teléfono, renta y demás pagos?
El estudio además afirmaba que el gasto de la operación en las compañías se reducía de manera importante, por lo cual se diagnosticaba el auge de esta modalidad. Pero la inmediatez, nuevamente ha cambiado la percepción y el ritmo del mundo.
La condición humana y su necesidad de compañía
Es cierto que las nuevas generaciones tienen una forma diferente de ver la vida, para muchos de ellos, el asistir a una guardería de pequeños, el ser cuidados por diferentes personas a lo largo de su infancia, así como la capacidad o incapacidad de crear lazos sociales con un mayor número de personas, ha marcado su habilidad para trabajar en entornos distintos.
A muchos de ellos les es más fácil realizar sus actividades en casa, a otros, simplemente se les complica en demasía. La habilidad de la empresa consiste en detectar a los colaboradores cuya productividad se expande en su entorno, o bien, dentro de una comunidad.
También depende, en ocasiones, del tipo de trabajo que realizamos. Hay personas sin las cuales no es posible la culminación del proyecto. Hay ocasiones en que el visto bueno es decisivo y por ello, hay que estar en la empresa, por ello, es recomendable que se realice también un análisis de quién puede hacer sus actividades desde casa o desde la oficina.
Como sea su elección, el equilibrio entre la satisfacción del colaborador y la productividad tienen que ser dos de los indicadores más importantes en todas las empresas. Por ello, queremos dejarles un par de recomendaciones antes de mandar a los colaboradores a sus casas.
- El equipo con el que contará el colaborador para hacer sus funciones.
- El software con el que se va a trabajar.
- Los costos relacionados con los beneficios que se van a obtener tanto para la empresa como para el trabajador.
- La capacitación sobre el tema para trabajadores y jefes.
Por: Maribel Carbajal.
Correo: maribel@feher.com.mx