Consultoría: el valor de contar con asesoría especializada para evolucionar los negocios

En ocasiones, en los negocios, llega un momento en que los empresarios se sienten estancados o que ya no pueden avanzar, o simplemente no encuentran la manera de cómo evolucionar su proyecto. Quizá sean expertos en sus productos o servicios, pero no necesariamente en temas administrativos, de recursos humanos, y otros. Es ahí donde la consultoría empresarial entra al partido y se convierte en un elemento clave.

La consultoría es una práctica profesional en la que expertos externos brindan asesoramiento y orientación a empresas y organizaciones para ayudarlas a mejorar su rendimiento, resolver problemas específicos, implementar cambios efectivos y lograr sus objetivos comerciales. Los consultores son profesionales altamente capacitados en diversas materias, tales como gestión estratégica, procesos operativos, finanzas, marketing, entre otros más.

Sin duda alguna, la consultoría tiene un papel fundamental en la evolución de los negocios, ya que funge como un catalizador para el crecimiento, la eficiencia y la adaptación en un entorno empresarial que es cada vez más complejo y competitivo. ¿En qué sentido? En principio aporta una visión externa y objetiva, sin la llamada ‘ceguera de taller’; esto hace posible que se aporte una perspectiva fresca e imparcial, libre de los criterios internos y la rutina, que a menudo son un obstáculo identificar los obstáculos.

Gracias a dicha visión externa y su expertise, un consultor es capaz de realizar diagnósticos exhaustivos de la empresa, de cómo se encuentra en cuanto a sus operaciones, estructura, procesos, mercado, competencia, etc. Es decir, puede identificar sus fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas de la compañía a la que está asesorando, mientras que le aporta consejos para mejores prácticas y soluciones probadas.

Por otro lado, el trabajo de las consultorías ayuda a las empresas a anticiparse y adaptarse a las nuevas tendencias, sobre todo en cuanto a la transformación digital. Se convierten en una guía para la implementación de tecnología, guiando a las empresas en la automatización de procesos, integración de nuevas tecnologías y la creación de modelos de negocio, elementos que son cruciales para que una organización sea competitiva.

Los conocimientos altamente especializados de los consultores logran identificar aquellos procesos internos que coadyuvan a identificar ineficiencias y también áreas de mejora, como puede ser la optimización de procesos, los cuales permiten la reducción de costos operativos, mejorar la eficiencia y, por ende, tener un aumento en su rentabilidad. Otro claro ejemplo de lo que puede lograr la consultoría es la estandarización de operaciones, que beneficia un crecimiento correcto y organizado de la compañía, haciendo posible su expansión territorial.

Es decir, las consultorías ayudan a que los líderes empresariales tomen decisiones estratégicas, informadas y acertadas, con base en planes claros y detallados, con objetivos medibles y acciones concretas para alcanzarlos. Contribuyen al desarrollo de habilidades directivas y gerenciales, fortaleciendo el liderazgo y en consecuencia una mejor organización de los equipos y el éxito de su trabajo, con una correcta implementación de los cambios sugeridos.

Un caso probado de una consultoría exitosa es Caffenio, cliente de Feher Consulting. Se trata de una empresa 100% mexicana, que durante más de 80 años se ha dedicado a crear las mejores experiencias alrededor del café mexicano. Posee un modelo de economía circular, apoyando la sostenibilidad en toda la cadena de suministro, mientras que se dedican al desarrollo de productos y conceptos innovadores alrededor de la cultura del café. La consultoría a esta empresa consistió principalmente en ayudarles a estandarizar sus operaciones, con lo cual se consiguió un crecimiento muy importante en el número de sucursales de la empresa, que hoy cuenta con 300 unidades. La consultoría no solo resuelve problemas específicos, sino que prepara a las organizaciones para enfrentar los desafíos futuros, impulsando su crecimiento sostenible y su capacidad para prosperar en un entorno empresarial dinámico. Es una inversión que reduce el tiempo que se requiere para propiciar cambios significativos, mientras que minimiza los riesgos asociados a las transformaciones necesarias.