Tristemente, el pasado 6 de junio falleció el Ing. Abraham Kahn Gordon a los 89 años de edad, en la ciudad de México. Muchos mexicanos exitosos han cambiado al mundo, pero sólo él puede presumir que lo cambió mientras montaba en un burro.
El Ing. Kahn tuvo un origen simple e humilde. Sus padres, Meyer y Sonia Kahn, llegaron al Puerto de Veracruz en 1925 como inmigrantes rusos, huyendo de la persecución, sin mayores pertenencias que la ropa que traían puesta. Meyer Kahn sabía reparar relojes, y con este conocimiento, puso un pequeño taller en la calle 5 de Febrero, mientras su esposa Sonia vendía dulces en un cine.
Su segundo hijo, Abraham Kahn, nació en 1927; cursó sus estudios y, por diversas circunstancias (económicas, en su mayoría), interrumpió su carrera universitaria. En el año 1954, decide solicitar una beca a la Secretaría de gobierno de los Estados Unidos para continuarlos. La mala noticia era que él no era el único que la solicitaba; había muchos aplicantes en Latinoamérica deseosos de conseguirla. Pese a esto y tras un gran esfuerzo, el joven Abraham lo logró y recibió una de las 20 becas. Con la colegiatura pagada y los $4,400 dólares al año que incluía, el Ing. Kahn regresó a sus estudios en Ingeniería en la Universidad Metodista del Sur (SMU) en Dallas, Texas.
Dos años después, recibe su título como Ingeniero Electrónico con Mención Honorífica, y detrás del Título, se alcanza a leer un pequeño consejo que el Ing. Kahn brinda a los estudiantes latinoamericanos recién egresados: “adapta, no adoptes”.
Era muy común que en los años 50’s, a todos los estudiantes extranjeros se les pedía que regresaran a su país de origen no sólo con conocimientos, experiencias, fórmulas y procesos que se usaban en los Estados Unidos, la idea principal era que adaptaran éstos a las condiciones e idiosincrasia del lugar al que regresarían después de estudiar.
¡Y sí que el Ing. Kahn adaptó su aprendizaje! Sus maestros se sorprenderían si hubieran visto como, en una linda mañana primaveral de 1966, y “abordo” de un viejo burro, el Ing. Kahn ascendía las montañas michoacanas, buscando el lugar ideal para colocar las antenas de lo que sería el primer sistema de televisión por cable, no sólo de México, sino de toda América Latina.
Como obviamente no había electricidad en la cima de la montaña, traía consigo un generador manual, una pequeña televisión blanco y negro, así como toda una maleta llena de aparatos electrónicos. La idea era encontrar una cima donde todavía se pudieran recibir las señales de televisión de Morelia, y de ahí, retransmitirlas vía microondas hasta la pequeña ciudad aguacatera de Uruapan. “Cuando bajábamos de la montaña, todavía en ese burro, llovió a cántaros y yo no sabía si funcionaría esta idea, ¡y menos, si podría sentarme alguna vez sin que me doliera, después de tantas horas montado en ese burrito!”.
Debido a su geografía montañosa, en Uruapan no se recibía ninguna señal de televisión hasta que, a finales de 1967fue inaugurado el sistema de televisión por cable del Ing. Kahn, (que en aquella época simplemente se le llamaba “antena comunal”). Ese día, casi toda la ciudad se apiñó frente a las oficinas de Telecable para ver, por primera vez (para muchos de ellos) una imagen de televisión; la cual, aunque era pequeña, borrosa y en blanco y negro, fue el inicio de un gran cambio en las comunicaciones de nuestro país, ya que gracias a él, hoy en día más de 18 millones de hogares en México y más de 66 millones en Latinoamérica disfrutan del sistema de cable.
Después de ese gran éxito, el siguiente reto fue diseñar e instalar un sistema de cable en la Villa Olímpica Universitaria, para que los atletas pudieran ver televisión en sus tiempos libres. –“No es pura coincidencia que se rompieran tantos récords olímpicos en México 68.”– aseguraba el Ing. Kahn.
También construyó sistemas de cable en los estados de Morelos, Guerrero y Oaxaca. Fundó entonces, la empresa Telecable Mexicano SA., en la época del “Milagro mexicano” (años 60’s y 70’s). Ahí, el Ing. Kahn fue presidente hasta el año 2003.
En todo ese tiempo, buscó más y mejor programación para sus suscriptores y al mismo tiempo fundaba y presidía la empresa PCTV, la cual fue pieza clave para traer ESPN a México, y de esta manera, fue uno de los primeros clientes del Sistema Satelital Mexicano “Morelos”.
Además de ser emprendedor, al Ing. Kahn le apasionaban las causas sociales que tenían que ver con la educación; participó en la ORT México, organización dedicada a brindar capacitación y educación, y fue orgulloso presidente del Instituto Weitzman; es gracias a él que hasta la fecha, hay una beca anual para que un mexicano estudie en el extranjero. De la misma manera, fue influencia en la Universidad Metodista del Sur, en Texas, para que ésta abriera las posibilidades a estudiantes modelo por medio de una beca de estudios. Abraham Kahn pensaba que, compartiendo oportunidades educacionales y tendiendo la mano a otros connacionales, podría mejorar nuestro país.
Hoy recordamos al Ing. Abraham Kahn Gordon, empresario, trabajador de la empresa RCA Victor, pionero de la televisión por cable, filántropo, esposo de la Dra. Elena Yarowinsky, con quien estuvo casado 52 años, padre de dos hijos, abuelo de cinco niños y amigo de muchas, muchas personas. Su partida deja un gran vacío, pero estoy seguro que en estos momentos se encuentra revisando las instalaciones de cables celestes en un burro con alas, buscando, de alguna manera, llevar las señales a otros niveles, a otros planetas, a otros planos del este universo.
Buen viaje Ingeniero, y muchas, muchas gracias.
David Kahn