Por Maribel Carbajal, gerente de Capacitación Empresarial de Feher & Feher.
En diversos ámbitos de nuestra vida, como por ejemplo en el amoroso o las amistades, podemos elegir con quién estar y cómo queremos estar. Si por una u otra causa estas condiciones no son las que deseamos, podemos elegir libremente si queremos continuar o cambiar de aires.
Lo mismo sucede cuando nos afiliamos a organismos como asociación gremial, un club deportivo o un partido político, en donde tomamos la decisión de ingresar porque tenemos algo en común con el resto de las personas afiliadas. No obstante, si no sentimos esa integración o existe la molestia de agruparnos con alguna persona en específico, evitamos el trato eludiendo las reuniones o cancelando la membresía.
Cuando se trata de nuestra familia, sabemos con quien nos llevamos mejor, qué temas podemos hablar con quien, a quien solicitarle un favor, y como bien dice el dicho que “nadie elige a su familia”, es muy común que miembros de una familia decidan poner distancia parcial o total para evitar problemas dentro de esta.
No hay duda, en todos estos ámbitos podemos y debemos elegir, y siempre podemos “escapar”. Sin embargo, el ambiente laboral en una franquicia, negocio o empresa es parecido a un campo de batalla, y es necesario que los colaboradores trabajen en equipo para seguir objetivos y metas reales que conlleven a realizar una misión exitosa.
Si estamos en una franquicia, negocio o trabajo en general, aceptemos o no las políticas, debemos seguirlas, porque todo tiene una razón de ser y cada acción tiene una reacción. Si nos gusta o no, debemos brindar lo mejor de nosotros mismos y dárselo a la empresa para crecer en conjunto, no importando clase, colores, condiciones, opiniones y creencias, todos debemos ir hacia el mismo lugar.
Podemos elegir a nuestros subordinados, pero nunca a nuestros jefes y mucho menos a nuestros compañeros. Es posible que podamos elegir a nuestros proveedores, pero no a nuestros clientes. En el mundo de las franquicias, además de relacionarte con gente de todo tipo, debemos actuar en sinergia con ellos para conseguir determinados objetivos.
El ambiente laboral es tan importante, que en muchas ocasiones es el detonante en la toma de decisiones para seguir o dejar una empresa.
Por ello, ante todo debemos tener muy alto el valor del respeto. El ser amable con nuestros compañeros y respetuoso con nuestros jefes es la base para edificar un buen ambiente de trabajo. Justamente por la falta de respeto en el mundo laboral es que nos encontramos con multitud de problemas interpersonales que la empresa se ve obligada a resolver para poder realizar su labor con eficacia.
El trabajo no sólo debe verse como un elemento para aprender habilidades técnicas, sino como un campo de desarrollo interpersonal, donde el factor determinante para conseguir este objetivo son las relaciones personales productivas.
Quien sepa desarrollarlas adecuadamente progresará y se sentirá bien en su trabajo. El que no, tendrá las puertas abiertas y siempre podrá encontrar otros horizontes, pero debe tomar en cuenta que son las personas y sus actitudes quienes forman y fortalecen el ambiente en cualquier empresa, y si no aprende a sobrellevarlas, siempre estará fuera de lugar.