Argonautas somos y en el mar estamos.

Por: Ferenz Feher, CEO Feher Consulting

Feher Consulting, mayo 2020

“Quien domina el mar, domina todas las cosas”, Temístocles.

Aventurarse en el mar o el océano es una tarea que dispone muchas energías, insumos y planes. Por eso, en este nuevo orden, tenemos que salir como verdaderos argonautas, expertos en surcar los mares llenos de peligro, en salir cuanto antes de esta temporada.

Once mil años desde la primera vez que surcamos el mar y aún no sabemos qué nos espera. Desde los argonautas que surcaron el mar desde el Puerto de Págasas –Grecia–  hasta la Cólquide –región que hoy forma parte de Georgia– para encontrar el vellocino de oro, las historias de Odiseo para llegar a su casa, o la espeluznante Moby Dick. Emprender o ser empresarios en estos tiempos es como ser un héroe que surca el océano en una nave sin control. Requiere, además la fuerza para enfrentarnos con leyendas urbanas, con cuentos irreales, con monstruos ficticios, con piratas enemigos al acecho, con tormentas que durarán días, meses o años. Con falta de viento que nos deje a la deriva, con la amenaza de bruma, con la enfermedad dentro del barco e incluso, con icebergs. Pese a todo el panorama aciago, nuestra historia como marineros tendrá que ver con nosotros interpretando los papeles de héroes de este cuento, porque sólo si dominamos el mar, saldremos vencedores.

En estos días, además de creer en nosotros mismos y de vernos como héroes, tenemos que mantenernos enfocados en las primeras acciones. Si estamos preparados desde ahora, la curva será más sencilla y podremos salir adelante más pronto. De hecho, en México tenemos una gran ventaja entre las desventajas: en el océano que nos toca, hay miles de barcos, de yates y de balsas, pero también hay personas que no tienen nada, más que sus brazos para salir adelante. Todo este panorama imprevisible, nos llevará a una gran lección: tenemos que ayudarnos. Los que nadan desesperados, pueden trabajar mejor por la presión y la necesidad. Los que tienen balsas, necesitan ajustar sus maderas para seguir adelante y es justo lo que los barcos pequeños pueden hacer por ellos. Los pequeños barcos pueden moverse rápido y ayudar a reparar a las balsas.

Esta última idea llegó a mí después de platicar con Dror Shaked, cofundador y Vicepresidente de Wix.com, quien me decía que en estos tiempos, tanto las grandes, como las pequeñas y medianas empresas pueden recuperarse, porque las PyMEs serían como los “pequeños botes” que pueden revirar y maniobrar las veces necesarias para esquivar peligros. Mientras que las grandes pueden simplemente no sentir esos peligros a la vista. De la misma manera, para los barcos más grandes, el retomar impulso o cambiar el rumbo requerirá nuevas mediciones y acciones en beneficio de la tripulación y de las naves.

Al respecto, mi buena amiga, Adina Chelminsky, complementa la idea principal: estamos en un tiempo en donde no tenemos que correr. Tenemos que  NADAR o hundirnos.

Así sean tus brazos el motor, o te apoyes de un pequeño barco, considero importante apegarnos a una estrategia de emergencia, a una especie de manual para el argonauta que incluya cómo nadar más rápido, sin cansarnos; cómo ayudar a más náufragos, balsas o botes –de cualquier tamaño– y cuáles son los recursos imprescindibles y cuáles aquellos de los que hay que deshacernos. Les comparto algunos ejemplos:

  • Si tu bote, tu barco o tus ganas de nadar se están hundiendo: Tira todo lo que no sea indispensable, incluyen recortes a gastos innecesarios, viajes, comisiones, etcétera.
  • En un posible hundimiento, organiza a tus mejores marineros: Los más rápidos, los que convencen a la gente, los que se quedarán contigo si es que el barco se hunde e incluso, los que te ayudarán a nadar contra corriente, si es que llegaras a cansarte. No los pierdas.
  • Mira atentamente alrededor: Debe haber otros barcos, otras balsas que están pasando peores situaciones que tú –siempre hay–. En medida de lo posible, ayúdales.
  • Modifica tu barco: Seguramente encontrarás barcos diferentes, con los que puedas negociar tus productos, servicios o modificarlos de acuerdo a lo que observes. Tienes que analizar qué es lo que puedes hacer de manera inmediata, qué es lo que podrá tardar un poco más y qué te gustaría hacerle a tu barco para crecerlo exponencialmente.
  • Encuentra capitanes o leyendas vivientes y pregúntales. Los barcos más experimentados encontrarán una versión de tu nave para hacerla más rápida, más ligera o más grande.

La lógica y la estadística no han podido contra nosotros. Antes lo había dicho, pero hoy estoy más convencido que el ADN del mexicano tiene una característica única: sus ganas de salir adelante. Pese al panorama aciago que se muestra, para salir adelante hemos echado mano de todos los recursos que nuestra capacidad de adaptación nos trae; desde las empresas y los negocios que se ponen a fabricar cubrebocas y batas para esta época, hasta aquella que construye respiradores artificiales, en lugar de autos. Los tiempos de ahora nos dieron grandes lecciones sobre la fragilidad de nuestra especie y por eso debemos entender que a partir del día 1 de la desescalada, tenemos que volver como nuevos seres humanos, a conquistar los océanos, considerando que las condiciones no son las mismas para todos, pero que todos estamos y estaremos nadando sin parar.

Cuando todo pase, diremos que salimos adelante por el corazón y la creatividad que le pusimos a cada proyecto. Además de las lágrimas y los ajustes a nuestras vidas. Estamos cada vez más cerca, pero mientras eso ocurre, tenemos que estar listos con lo que conocemos y lo que tenemos a la mano para empezar. Muchos desde cero, otros desde un panorama más soleado. Lo cierto es que a partir del día en que podamos poner un pie fuera de nuestras casas, debemos ser capaces de surcar los mares y defender nuestra lancha, bote o balsa… Porque hoy no estamos en el mismo barco. Estamos en el mismo océano.

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