Por: Susanne Grimm
Systemic Coach and Facilitator – Founder and Director at LFE WINDWARD
A inicios de junio recibí este mensaje de whatsapp de una amiga: “Mira que iniciativa más bonita”, y venía acompañado de un enlace a un tweet de la iniciativa “Damos la cara”.
Quedé fascinada. Me pareció un movimiento genial. Una acción de lo más acertada. “Damos la cara” es una plataforma que se monta en las redes sociales (LI, FB, Twitter, Instagram, Youtube) para darle visibilidad a las empresas familiares españolas.
Cualquier empresa familiar puede subir, a través de su página web, un videoclip contando su historia, hablando de sus retos y aprendizajes, sobre todo en estos tiempos de crisis, y de lo que es importante y relevante para ellos. “Damos la cara” lo difunde a través de las redes sociales.
“Damos la cara” es como un pequeño Netflix de la vida real. En los clips las familias empresarias comparten con el mundo las historias sobre la fundación de su empresa, sobre grandes momentos de superación y de esfuerzo, de resiliencia, de luchas y de pequeños y grandes éxitos. Historias de amor y dedicación hacia su empresa, su legado y, sobre todo, hacia sus colaboradores.
Historias empresariales que mueven, que inspiran y que permiten comprender las motivaciones profundas de mantener una empresa a través del tiempo y de las generaciones. No son siempre historias con finales felices, pero siempre son historias que miran hacia adelante.
Lo que realmente me asombra y encuentro tan valioso de este movimiento es el paso hacia adelante que han dado todas las familias empresarias que han participado en este movimiento con sus vídeos, pues la tendencia natural de una familia empresaria es ponerse detrás de su organización y no figurar. Por lo general no nos gusta el protagonismo y evitamos salir a la luz púbica. Y, de alguna manera el movimiento de “Damos la cara” parece haber dado vuelta a la tortilla a este hábito. Parece ser, que, a través de facilitar un canal, se ha abierto una puerta para que esto cambie. Y esto en sí ya me parece una gran aportación de valor.
Entiendo que “el momento” que vivimos tiene mucho que ver. O todo. Es probable que el movimiento mismo nace de una certeza que las empresas familiares son estructuras que en tiempos como estos son vitales. Son vitales por su resiliencia, por esta fuerza y optimismo que albergan para salir adelante. Son vitales porque cuidan sus colaboradores y hacen, a veces, grandes sacrificios para superar las adversidades.
Los que crecemos en familias empresarias lo sabemos de sobra. Lo nuevo es que muchas familias han decidido salir a contarlo. Y creo que esto es invaluable.
No es fácil para una familia empresaria dar este paso al frente. Es una acción que conlleva cierto riesgo, y que no debe de subestimarse pues lo que se diga o no se diga, repercutirá. El mensaje lo verán la familia, los empleados (que muchas veces figuran en los clips), la competencia, la comunidad y el mundo entero si quiere. Y cada quien se formará una opinión sobre la familia y la empresa que no es ni controlable ni dirigible. La decisión de dar este paso supone mucho.
Esto no va de una estrategia de marketing. Va de una necesidad de dar una señal a la sociedad que “Aquí estamos, al pie del cañón, sacando adelante lo que toca, y mirando al futuro.”
Aunque no sé si se podrá medir con claridad el efecto y la repercusión que el movimiento pueda tener en la regeneración de nuestra economía y sociedad, estoy segura de cada una de las historias que se está contando, será capaz de contagiar, de inspirar y de transformar para mejor esta crisis. Nos será la solución, pero su aportación definitivamente irá mucho más allá que sólo un granito de arena.
Hoy celebro esta gran iniciativa y a todas las familias empresarias que han decidido “Dar la cara”
¿Qué significaría para tu Familia Empresaria “Dar la cara”? ¿Cuál es vuestra historia?