Ferenz Feher, CEO Feher Consulting
Feher Consulting, Agosto 2022
“Hay que tener fe en uno mismo, ahí reside el secreto. Aun cuando estaba en el orfanato y recorría las calles buscando qué comer para vivir, incluso entonces, me consideraba el actor más grande del mundo. Sin la absoluta confianza en sí mismo, uno está destinado al fracaso.”
Charles Chaplin
¿Te ha pasado alguna vez que dudas de tus éxitos? ¿Has pensado que lo que has obtenido a nivel profesional es porque la gente te lo ha dado por ayudarte, y no por tus méritos? ¿Te cuesta trabajo reconocer tus propios logros y los minimizas? Muchos podrían pensar que esto se debe a una baja autoestima, pero se equivocan. Cuando una persona con alto potencial duda de sus éxitos, se cree que adolece del Síndrome del Impostor, y, por increíble que parezca, se da principalmente en personas muy sobresalientes.
Imaginemos a una persona que después de muchos estudios y años de experiencia logra incorporarse a la empresa de sus sueños, donde se le considera como un elemento clave para renovar la compañía. Para todos éste sería un gran logro, algo digno de celebrarse; pero para la persona que sufre este síndrome es una disyuntiva, ya que no sabe qué hará cuando las personas sepan que realmente no es lo que ellos creen, porque sus logros los ha obtenido por suerte. Que descubrirán que es un impostor.
De acuerdo con Laura Barrientos, investigadora de la Universidad Nacional de México (UNAM), más de un 70% de la población ha padecido este fenómeno psicológico, que ha afectado a grandes personalidades como Neil Armstrong, el primer hombre en pisar la Luna, y a Michelle Obama, quien hoy se posiciona como una famosa escritora. Es decir, es algo que todos podemos estar viviendo y que incluso por ese miedo a que se “descubran” nuestras bajas habilidades, lo ocultamos a piedra y lodo.
¿Qué tanto puede afectar a una persona? Pues no se sabe bien a ciencia cierta, como tampoco se conocen a detalle lo que lo provoca. Hay estudios que señalan que influye mucho el tipo de personalidad y la percepción que tiene cada individuo sobre el éxito, el fracaso o el espíritu de competencia. También se ha hablado de que afecta con más frecuencia a las mujeres, por esta creencia añeja de que la mujer debe dedicarse al hogar, a los hijos y que no pueden aspirar a puestos directivos, porque éstos ya están ocupados por los hombres.
Y es que tiene sentido que ellas sean más propensas a sufrir este trastorno ¿no lo creen? Por años la sociedad ha estigmatizado muchos temas en cuanto al desarrollo profesional y empresarial de la mujer, incluso de la competencia que hay al interior de las compañías por siempre ser mejor que el otro. Y esta tendencia a creer que no pueden o que no tendrán éxito se ve reflejado en los números: según el INEGI solo un 19% de los emprendedores en México son mujeres; es decir, solo 3 de cada 10 pymes son fundadas por alguien del género femenino.
Por ejemplo, en el mundo de las franquicias, puedo decirles que un 42% de las marcas está respaldada por el aprendizaje y la visión de una o más mujeres, un 30% de las unidades franquiciadas son lideradas por una mujer y que un 17% son encabezadas por la dupla de un hombre y mujer. Y sí, la mayoría de ellas emprenden en el mundo de las marcas de consumo. Sin embargo, en el mundo de los negocios, el estudio “Primer análisis regional en materia de género y Fintech” asegura que las mujeres tienen como objetivo potencializar en mayor medida la inclusión financiera, ya que cerca del 38% de estas compañías buscan atender a consumidores y Pymes subatendidas o excluidas del sistema.
Por otro lado, el INEGI resaltó en uno de sus estudios que los grupos de mujeres que más emprenden están entre los 18 y 34 años (un 49%), y entre 35 y 54 años (41%). Asimismo, señala que en el mundo del emprendimiento, son más las mujeres que tienen estudios universitarios que los hombres: un 65% de las emprendedoras tiene estudios universitarios. Y pese a ello, muchas mujeres siguen sintiendo que aún con todos los diplomas y reconocimientos, ellas están por debajo de las capacidades de los hombres, que tienen más facilidades para obtener créditos y rondas de inversión.
Entonces, como podrán notar, las mujeres poco a poco están teniendo más presencia en el mundo de los negocios y con éxito. Lo importante es que crean en sí mismas y en sus capacidades, en que sus logros son por su trabajo y no meras casualidades. Rompamos estas barreras ya, impulsemos el talento de las mujeres y coadyuvemos en más emprendimientos por parte del género.
¿Cómo hacerlo? Hagámosles saber que tienen un papel fundamental en la organización y que su trabajo beneficia no solo la productividad de la organización, también el crecimiento de ésta y del país, que se necesita de más mujeres que incentiven la innovación y una nueva forma de hacer las cosas. Y es que en realidad ya lo están haciendo, solo falta que se lo crean más y que esto les ayude a seguir estoicamente.
Sea que trabajen en una corporación o en una pyme, sea que han decido adquirir una franquicia o incluso convertir su negocio a este modelo de negocios, las mujeres deben saber que lo están haciendo bien y que aún hay un largo camino lleno de oportunidades por delante, que su talento es una joya invaluable en todas las organizaciones. Si tienen un sueño, luchen por él, dejando atrás las ideas erróneas de que un hombre podría hacerlo mejor, o que si les dieron un cargo fue por ser mujer. El síndrome del impostor es una forma de autosabotaje y nadie más que uno mismo lo puede erradicar.
México requiere de la fortaleza y creatividad de las mujeres, y ¡hoy es el mejor momento para demostrar de qué son capaces!