Pequeñas aliadas: Lo que las abejas nos enseñan sobre colaboración

Es bien sabido que las abejas son insectos himenópteros sociales que viven en colonias y se caracterizan por su papel como polinizadores y productores de miel. Son conocidas por su estructura social y jerarquía bien definidas (dividida en castas como la abeja reina, las obreras y los zánganos), así como por la forma de trabajo conjunto que tienen y que usan para el bien de la colmena. Una de las cualidades que se les atribuyen es precisamente que son muy trabajadoras y organizadas, esto es porque son altamente sociables.

Esto último nos deja grandes lecciones de colaboración y organización para las personas, así como del fuerte empeño que ponen para lograr los objetivos de la organización. Tienen la gran responsabilidad de producir el polen que nos da vida, y nunca se detienen a considerar si alguien más debería hacer su trabajo. Entre ellas colaboran y trabajan en equipo, siendo un gran ejemplo en productividad y sostenibilidad.[1]

Algunas acciones que las empresas deberían aprender de las abejas y su forma de organizarse, podrían ser los siguientes:

  1. Objetivos compartidos y bienestar colectivo. El principal objetivo de una colonia de abejas es la supervivencia y la prosperidad de la colmena. En ella cada abeja trabaja incesablemente por el bien común, ya sea recolectando alimento, construyendo panales o defendiendo la colonia. Es decir, tienen un poderoso propósito compartido que beneficia el fomento de la colaboración. Esto, si lo llevamos al mundo corporativo, nos enseña que cuando las personas están unidas por un objetivo común, es más probable que cooperen y se apoyen mutuamente.
  • Roles y responsabilidades claros. Como ya se mencionó, la organización en una colmena es exacta, puntual. En ella cada abeja desempeña un rol específico determinado por su edad y capacidades físicas. Desde la reina hasta los zánganos cumplen una función muy específica, la cual garantiza la eficiencia y la cobertura de todas las tareas necesarias. Esto nos muestra cómo los equipos humanos se pueden beneficiar si manejan roles claramente definidos, lo que permite a las personas enfocar sus habilidades y contribuir de forma óptima en la organización. 
  • Comunicación eficaz. Las abejas melíferas poseen sistemas de comunicación sofisticados, en particular la “danza del meneo”, la cual permite a las abejas recolectoras comunicar con precisión la ubicación y la calidad de las fuentes de alimento a otras abejas. Esto refleja la importancia de una comunicación clara, precisa y oportuna en cualquier esfuerzo colaborativo. Cuando los miembros del equipo pueden compartir información eficazmente, pueden coordinar acciones y evitar confusiones, de forma similar a como lo hacen las abejas.
  • Autoorganización y descentralización. Las colonias de abejas tienen un notable grado de autoorganización. Aunque el papel de la reina es vital, la colonia en su conjunto responde a las señales y necesidades del entorno, y las abejas obreras asumen tareas de forma autónoma según sea necesario, es decir, ella no las gestiona. Esto demuestra que la colaboración eficaz no siempre requiere un control jerárquico, sino que puede prosperar cuando las personas se empoderan para actuar y contribuir según la situación, siempre teniendo como base una perfecta organización de funciones.
  • Adaptabilidad y resiliencia. Las abejas poseen una notable capacidad para adaptarse a circunstancias cambiantes. Pueden ajustar sus actividades según la disponibilidad de recursos, las amenazas ambientales y las necesidades de la colonia. Esto nos enseña que una colaboración exitosa requiere flexibilidad y la capacidad de ajustar estrategias y roles en respuesta a nuevos desafíos, todo con el objetivo de preservar la colonia, o la organización.
  • Confianza y apoyo mutuo. Las complejas tareas dentro de una colmena, como construir estructuras complejas de panal o formar cadenas para unir huecos, dependen de un cierto grado de confianza inherente entre las abejas. Dependen unas de otras para desempeñar sus funciones con eficacia. De igual manera, la colaboración humana prospera en entornos donde la confianza y el respeto mutuo están presentes, lo que permite a las personas creer en sus compañeros y trabajar de la mano en favor de la organización.

Cuando observamos la compleja pero eficiente estructura social y los comportamientos colaborativos de las abejas, podemos notar los principios que sustentan un eficaz trabajo en equipo, así como el valor de la comunicación y el éxito colectivo en cualquier proyecto. De esta manera, las abejas nos enseñan valiosas lecciones sobre colaboración, mostrando cómo un grupo cohesionado puede lograr objetivos que serían imposibles de alcanzar individualmente. Su trabajo en equipo, comunicación y especialización de roles son claves para su éxito, y todo ello en conjunto pueden mejorar la productividad, la innovación y la satisfacción laboral.

Así que la próxima vez que encontremos una abeja, admiremos su fortaleza y recordemos que son unas criaturas extraordinarias.


[1] https://empresas.blogthinkbig.com/cinco-lecciones-que-tu-empresa-puede-aprender-de-las-abejas/