Karen Feher Directora de Operaciones de Feher & Feher
Muchos de nosotros buscamos hacer crecer nuestros negocios; otros buscamos darles estructura, organización y soporte. Algunos tenemos ideas y buscamos convertirlas en oportunidades, en negocios exitosos. Y seguramente todos, tenemos un sueño…
Cuando éramos pequeños y echábamos a volar nuestra imaginación, soñábamos y pensábamos: “cuando sea grande…voy a ser bombero, músico, abogado, enfermera…”, “tendré un gran restaurante, seré dueño de una agencia de viajes, seré maestro y después abriré mi propia escuela, en fin…, creo que seré un gran empresario”.
Si agrupáramos todos estos sueños y los equiparáramos a una orquesta sinfónica, encontraríamos en el primer grupo a los instrumentos de percusión; o sea, aquellos que son el fundamento de cualquier obra. Estos equivalen a aquellos emprendedores que inician su sueño, concibiendo una idea de negocio, la cual posteriormente se pone en marcha con la intención de convertirla en un negocio exitoso.
Para todo emprendedor, el primer paso, consiste en analizar esta idea desde distintas perspectivas para lograr identificar claramente que oportunidades se tendrían con este negocio. Esto significa demostrar de manera clara, las ventajas que tendría, en qué mercados se posicionaría, y la manera en la que se lograría generar ingresos. En otras palabras, el emprendedor busca el ritmo de su música, para después poder construir sobre éste.
El segundo grupo incluye los instrumentos de viento. Estos son los empresarios que cuentan con un negocio funcionando, quienes con el fin de mejorar, buscan estandarizar sus operaciones, implementar políticas, procedimientos, controles y demás herramientas que les permitan profesionalizarse.
Ya en el último grupo encontramos al frente de la orquesta las violas y los violines que, con armoniosas melodías, pertenecen al grupo de empresarios que con negocios exitosos buscan crecer, posicionar sus marcas y ampliar horizontes en una forma estable, ordenada y segura. Es así como gran parte de ellos optan por elegir a la Franquicia como estrategia de crecimiento.
Ocupando un lugar muy importante se encuentra en este grupo el primer violín, el cual simboliza al inversionista que cuenta con el capital suficiente para invertir en un negocio que le permita ser su propio jefe y hacer sus sueños realidad.
¿Pero quien conduce la sinfonía? ¿Quién ayuda a que todos los instrumentos estén coordinados para que se produzca una agradable melodía? Haciendo un poco de historia, recordemos como
el director aparece en la orquesta hasta el siglo XIX, cuando se establecieron formalmente los estándares de una orquesta sinfónica. El director trata de diferente manera cada grupo de instrumentos.
En un papel similar, el consultor aparece en la vida de este grupo de emprendedores y empresarios, cuando se requiere de cierta metodología para hacer sus sueños realidad; se espera que el consultor haga de estos sueños música melódica. Sin embargo, así como en la orquesta, el consultor debe aplicar diferentes metodologías a cada uno de estos proyectos, dependiendo de su etapa de desarrollo. Es así como el consultor cumple una función clave – interpretar la partitura según el concepto global. Es decir, nuestra responsabilidad como consultores, consiste en entender las necesidades de los emprendedores y empresarios, en hacer sus sueños propios y en convertirlos en negocios exitosos.
¿Cómo? El proceso de consultoría debe ser una experiencia excepcional. Ambas partes – el consultor y el “soñador”- deben conocerse y aprender de cada uno. Debe establecerse una simbiosis entre éstos para que el consultor pueda guiarlos a través de la partitura. En otras palabras, el consultor, como director de orquesta, debe producir música para tus oídos.